Los
ecos húmedos de tiempos distantes
(Basado en la canción Echoes
de Pink Floyd)
Escucho
un eco humedecido de algún tiempo
distante que ha quedado atrapado en el hueco de mi alma empolvada por la arena
marina verdosa. No quiero que este eco
de mi pecho se escuche en la superficie.
Nadie sabrá el por qué. Sin embargo, algo se agita aprisa, creo que tratara de
salir, comienza a escalar y busca escapar hacia la luz azul.
Por
fin ha escapado, y se ha ido. Nadie sabe
a dónde se fue, nadie sabe si es verdad o una mera ilusión. ¡Ayúdenme a
entender mejor lo qué pasa! ¡Ayúdenme a volver a ser normal! ¡Ayúdenme a
olvidar este dolor! ¡Ayúdenme!
¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme!...
Ha
pasado mucho tiempo, ahora nos hemos vuelto viejos paseando por todas las
calles agrietadas y polvosas de las ciudades abandonadas por los hombres y transitadas por los fantasmas de los
recuerdos grises, ya no se escucha el rugir de los carros, ya no se escuchan
los ladridos de los perros y el chillar de las aves. Sólo el viento con su andar afanoso levanta los ecos
atrapados de la ciudad y hace que se oigan
algunos mormullos, algunas risas y algunos llantos.
Por
accidente nos hemos vuelto a encontrar, es muy extraño porque nuestras miradas
separadas chocan, yo soy tu y a quien veo es a mí. Te cojo de tu gélida mano y
te llevo a través de laberintos de cristal negro hasta guiarte por lago de
caracolas y albatros que flota inmóvil en el aire, su profundidad es baja y sus
olas son enormes. Durante nuestro andar nadie hablará y nadie intentará ver el
eclipse rojo. Al llegar veremos una silueta oscura casi humanoide flotando en
el agua verde marina, el cual nos llama para seguir adelante, ahora, sólo
cierra tus ojos que parecen dos ámbares azules sin brillo, no pienses en nada y
pronto estarás en sus brazos de hueso, no tengas miedo ya la muerte te
sumergirá para que tu alma inquieta duerma profundamente hasta que el tiempo se
vuelva cenizas.
Ante
mis despiertos ojos todo se desvanece en un humo verdoso mar, me levanto y
corro hacia la ventana de aquella pared carcomida por el tiempo y trato de ver
si caminas por la calle, pero sólo veo un perro que le ladra a un carro pasar y
a una parvada de aves chillar. Los rayos del sol chocan en mi rostro frio y
cadavérico, cierro mis ojos y le pido que me de alas de cera para poder volar y
buscarte por todo el mundo siempre con los ojos abiertos para llevarte al lago
de caracolas y albatros.
DANIEL O R.

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